martes, 2 de diciembre de 2014

MY SWEET LORD




Años convulsos de religiones fueron los setenta. Convulsos y premonitorios de futuros nuevos. Amaneceres inesperados discurrían frente a mi cada mañana sin entender muchas de la cosas que se expandían ante mis asombrados ojos de joven. Solo entendía que algo estaba naciendo bajo distintas apariencias pero siempre con el mismo significado, vida. Paseos sin unir  nuestras manos mientras su mirada me descubría un mundo nuevo. George Harrison lanza una oración, casi un mantra pidiendo que su Señor, nuestro Señor, le ayude a entenderlo todo, a ser un fiel creyente. Una guitarra española lanza la canción MY SWEET LORD, para acompañarla una eléctrica con Slide y elevarla a la cima una batería, coros celestiales y quizás el mejor músico de los Beatles, creador del primer concierto benéfico en Bangladesh. Dejaré mi pelo crecer, buscaré aquella ropa y pasearé de nuevo con ella mientras me dejo impregnar por su dulce inocencia. Soy feliz así, no necesito más.

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