No puedo parar, no puedo, escucha. No puedo. Todo me invade
de sensaciones de vida, de placer en estado primitivo y de cambio.
Mis pies se desplazan rítmicamente hacia
la felicidad crónica. Esas manos golpeando diabólicamente la conga “retumbadora” se apoderan de mí. Oh
yeah. “Move on up ”me dice Curtis Mayfield suavemente, mientras se me incrusta ese titulo en mi cabeza, en mi alma. “ Move on up” cuidado
amigo con ese foco. Grito al infinito. Todo me envuelve, me seduce. Unas trompetas me impulsan a un abismo habitado por
un ser que esta de vuelta de todo. Caída libre hasta los cielos de azules donde
pasa su limbo el soul sin contaminar. Un alma criada en las calles y en clubs nocturnos
me acompaña sonriente mientras cruzo el puente Wrigley para desembarcar con mi corazón
pirata en pleno “Chicago Soul”. Años de aceras bañadas por surtidores de agua
abiertos. Curtis me llama para darnos su legado. Baterías poseídos por el don
de feeling, percusionistas de blanca sonrisa y oscura de piel, de cabeza
ladeada mientras se muerden los labios y manos engalanadas de oro, golpean con redobles
venidos como pájaros migratorios desde Africa. Safari de blues y soul en la
sabana del ritmo. Casi puedo ver el rock psicodélico si me asomo a la ventana. Esperadme
a que termine todo esto.
Ramón Pérez Aguilar
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